14 noviembre, 2009

FAT32

En 1,996, junto con la salida al mercado del Windows 95 OSR2, se introduce el sistema de archivos FAT32, para solucionar en buena parte las deficiencias que presentaba FAT16, pero manteniendo la compatibilidad en modo real con MS-DOS.

Entre estas se encuentra la de superar el límite de 2Gb en las particiones, si bien se mantiene el tamaño máximo de archivo, que es de 4Gb.
Para solucionar este problema, FAT32 utiliza un direccionamiento de cluster de 32bits, lo que en teoría podría permitir manejar particiones cercanas a los 2 Tib (Terabytes), pero en la práctica Microsoft limitó estas en un primer momento a unos 124Gb, fijando posteriormente el tamaño máximo de una partición en FAT32 en 32Gb. Esto se debe más que nada al una serie de limitaciones del Scandisk de Microsoft, ya que FAT32 puede manejar particiones mayores creadas con programas de otros fabricantes. Un claro ejemplo de esto lo tenemos en los discos externos multimedia, que están formateados en FAT32 a pesar de ser particiones de bastante tamaño (en muchos casos más de 300Gb).
El tamaño del cluster utilizado sigue siendo de 32Kb, lo que sigue significando un importante desperdicio de disco, ya que un archivo de 1Kb (que los hay, y muchos además) está ocupando en realidad 32Kb de disco.
El paso de FAT16 a FAT32 se tenía que realizar en un principio formateando el disco, situación que se mantuvo hasta la salida de Windows 98, que incorporaba una herramienta para pasar de FAT16 a FAT32 sin necesidad de formatear el disco.
Estos dos formas, a pesar de sus inconvenientes, tienen una gran ventaja, y es que son accesibles (cuando menos para lectura) por una gran cantidad de sistemas operativos, entre los que destacan Unix, Linux, Mac OS...
Por poner un ejemplo, los disquetes y los pendrive se siguen formateando en FAT32.

0 comentarios:

Publicar un comentario